viernes, 14 de diciembre de 2007

El precio que pagan los animales para satisfacer nuestra moda: su propia vida


Como les pasa a muchos países con grandes recursos naturales, algunos animales, potencialmente explotables para su utilización, son indiscriminadamente explotados en beneficio humano. Algunos ejemplos comunes, en nuestra realidad, involucran las plumas extraídas de las pariguanas rosadas de Potosí y Oruro para fabricar vestuarios de comparsas enteras de bailarines en las tristemente célebres 'entradas' bolivianas. Toda una comparsa de tobas, o de suri sicuris consume (anualmente) una cantidad enorme de plumas (y muchos otros 'productos' animales como pieles y dientes) para adornar sus constantemente renovados vestuarios. ¡Bonita manera de defender el país que 'amamos'! En otro post trataré esto con mayor detalle.
De lo que quiero ocuparme ahora, es de un problema específico que es completamente desconocido para la mayoría de la población. La explotación de los animales en beneficio humano ha existido siempre, pero no fue hasta la eclosión de la 'revolución industrial' y la cultura del consumismo que el equilibrio existente ha sido destruído (hablaré de esto también en otro post). Una de las manera de explotación animal que es prácticamente aceptada y casi ignorada, aún sabiendo su ilegalidad, es el tráfico de pieles y lana de animales silvestres. Esta vez les quiero hablar de una especie, casi desconocida para el mundo entero, pero cuya lana es altamente apreciada por lujosos diseñadores de modas y ricachones dispuestos a lucir las mejores prendas de las lanas más finas: el chiru. Una de las múltiples especies de animales explotadas por su lana, vive en altitudes mayores a los 4 000 metros sobre el nivel del mar: en los altiplanos del Tíbet, cerca del cielo. Su hábitat ha sido perturbado por la inevitable expansión imperial del gobierno chino para extender su dominio sobre los territorios ocupados del Tíbet constuyendo la línea férrea más alta del mundo (Qingzang trailway), que no sólo les sirve para movilizar tropas de manera rápida y efectiva sino que es también utilizada para transportar a los cazadores furtivos que buscan sacar ventajas económicas de la alta calidad que este indefenso animal posee. Muchos podrían pensar que no es malo usar su lana para ser aprovechada (típico pensamiento mercantilista), pero si consideramos que la única manera de que su lana sea usada es matando al animal (debido a las condiciones extremas del hábitat del Chiru, la lana que está más cerca de su piel es más suave mientras que la que está en los extremos es dura y lo protege del inclemente frío reinante, es por eso que el animal debe ser sacrificado y su piel removida del cadáver completamente), llegaremos a la conclusión de que su extracción es un crimen contra esta especie en peligro de extinción. El tráfico ilegal de este mercado empieza en el Tíbet, sigue por la India y termina en EEUU o en Europa o donde existan ricachones dispuestos a pagar los miles de dólares en los cuales, chales hechos de lana de chiru (shathoosh), están valuados. Existen muchas organizaciones tratando de echar por tierra este tráfico ilegal de vida silvestre (Wild Aid, IUCN, etc.), sin embargo, esta es tarea de todos nosotros y no sólo de tal o cual organizaciones ambientalistas. El chiru es sólo una de las especies en peligro, debemos estar alertas en el resto de especies porque todos (vida silvestre, seres humanos) tenemos el mismo derecho de vivir en este planeta. Apoyemos las campañas en contra del tráfico ilegal de objetos hechos con productos de animales salvajes.

Fotos:
Chiru
Chal

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