Japón es uno de los países (no el único) en el que las propagandas son efectivas. Si hoy en la televisión dicen que tal o cual cosa es una panacea, mañana por la mañana se tendrá una demanda casi inconmensurable del producto con colas trasnochadas esperando puntuales a que las puertas de los supermercados abran. Lo más ridículo es que en pocos días (si la propaganda no continúa) el producto en cuestión puede sufrir una caída estrepitosa frente a algún otro que esté en demanda. Lo mismo le pasa a los artistas, cantantes, películas, comidas y, en esta ocasión, marcas de vino. El Beaujolais Nouveau, se ha convertido en la bebida 'clásica' de otoño en Japón (!?). Pero eso porque lo dicen los de la 'mass media'. Así que por unos ridículos 18 dólares uno es capaz de comprar una botella del dichoso vino (si es que no se ha acabado el stock debido a la avalancha de compradores) y 'compartirla con los amigos' aún cuando su precio se haya elevado (debido a técnicas del mercado que le dan preferencia a Japón debido a su posición geográfica en el huso horario (!?)), y además porque es una 'tradición' (!?).
El enlace a un artículo y unas fotos, donde la gente puede bañarse en vino en un 'spa', pueden verse en las fotos de este post y en su sitio original en Reuters. Es muy ilustrativo observar a los niños expuestos a esa costumbre vitivinícola tan tradicional (!?) del otoño japonés. Pero tal vez mucho más elocuente es el título que, refleja el verdadero objetivo de la campaña publicitaria en sí, ya que la respuesta de los consumidores al producto publicitado y encarecido les parece 'muy tibia' a los interesados. Bonita manera de llamarnos la atención por no comprarles algo sobre lo que tenemos derecho a escoger, ¿o no?
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