jueves, 29 de enero de 2009
¿Puedes ayunar por un día? Solidarízate con Zimbaue
jueves, 22 de enero de 2009
Operación plomo impune
Para justificarse, el terrorismo de estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos.
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Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Algo parecido había ocurrido en 1932, cuando el Partido Comunista triunfó en las elecciones de El Salvador. Bañados en sangre, los salvadoreños expiaron su mala conducta y desde entonces vivieron sometidos a dictaduras militares. La democracia es un lujo que no todos merecen.
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Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelita usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel, gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina.
Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa.
Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa.
No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La devoración se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho.
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Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacionales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros.
¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos?
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El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quien mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica.
Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí.
Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki.
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La llamada comunidad internacional , ¿existe?
¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro?
Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad.
Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos. Como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos.
La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima, mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena.
Eduardo Galeano
Ilustración: Carlos Latuff
sábado, 17 de enero de 2009
jueves, 15 de enero de 2009
miércoles, 14 de enero de 2009
Aislar al estado terrorista
La única medida que se puede tomar en estas circunstancias es una ruptura de relaciones, pues todos los intentos diplomáticos han fracasado debido a la influencia perversa que tiene el gobierno de Estados Unidos en la comunidad internacional. Los europeos, en gran parte responsables del drama palestino desde sus orígenes, no han dado un solo paso significativo para censurar o presionar a Israel. Los árabes tampoco. Egipto, con un gobierno cobarde, corrupto y aliado a Estados Unidos, ha rechazado incluso la tentativa de una reunión de los países árabes para discutir una acción común.
Las maniobras dilatorias y la indiferencia de los países "civilizados" ante el genocidio son insultantes para cualquier persona o comunidad que tenga un poquito de dignidad y de aprecio por la vida humana. Las cifras son demasiado claras como para confundirse: por una parte una veintena de soldados israelíes muertos en combate (algunos de ellos asesinados "por error" por sus propios compañeros), y por el otro lado más de mil ciudadanos de Gaza, la mitad de ellos mujeres, niños y ancianos, masacrados bajo bombas de todo tipo, incluidas las granadas de fósforo blanco.
Israel, que tradicionalmente ha violado todas las disposiciones de las Naciones Unidas, lo hace ahora una vez más, ignorando olímpicamente la resolución de alto el fuego que fue adoptada en días pasados. Israel no se ha dado por aludida, simplemente sigue masacrando. ¿Por qué entonces las Naciones Unidas no adoptan sanciones como las que adoptaron para aislar a Sudáfrica en tiempos del apartheid?
Las excusas que esgrime Israel para ejecutar un genocidio que estuvo planificado meticulosamente desde hace tiempo, son absurdas. Israel arguye que Hamas rompió la tregua, pero se ha establecido que fue Israel por lo menos en dos ocasiones quien rompió la tregua, y no Hamas. Por otra parte, los diplomáticos de Israel andan repitiendo una misma frase: "¿Como se sentiría usted si atacaran su país?" para tratar de aparecer como las víctimas de un ataque. Sin embargo, la verdad es otra, porque lo que Israel llama "su país", son territorios palestinos ocupados militarmente por Israel. Los combatientes de Hamas -movimiento político elegido mayoritariamente para gobernar los territorios palestinos- solamente tratan de expulsar al ejército invasor de los territorios palestinos.
Ya lo he dicho en el artículo anterior, y lo dicen todos los analistas que tienen memoria histórica: los combatientes de Hamas lo único que hacen es resistir a un ejército de ocupación, de la misma manera que los judíos se insurreccionaron en el ghetto de Varsovia contra las tropas de ocupación nazi, y de la misma manera que los anarquistas y los maquis franceses resistieron, con bombas, armas y con lo que fuera, la ocupación de los ejércitos de Hitler, que sometieron a Francia durante más de cuatro años.
La ocupación de Palestina por Israel dura ya más de seis décadas, gracias al apoyo de Estados Unidos. Lo que fue al principio, en 1947, un territorio reducido que las potencias regalaron a Israel en territorio palestino, se ha convertido a través del tiempo, y sobre todo desde 1967, en un espacio que confina a la población palestina a dos pedazos de territorio separados por el ejército invasor.
De qué vale que en cinco o diez años se forme un tribunal para juzgar a los dos Ehud, Olmert y Barack, los artífices de es te genocidio. Necesitamos que se haga justicia ahora. Es fundamental que tengamos un sentido más vivo de la historia, como algo que está en nuestras manos modificar hoy mismo, y no cuando sea demasiado tarde. Por ello, mientras más países se sumen a la ruptura de relaciones con Israel, mejor sabremos quienes están realmente por los derechos humanos, y quienes se escudan detrás de declaraciones diplomáticas que no sirven para un carajo.
Alfonso Gumucio
lunes, 12 de enero de 2009
viernes, 9 de enero de 2009
¡Ponte en acción para detener el genocidio!
No se necesita mucho, únete a los que expresan su repudio a los ataques sionistas en Gaza. Firma las cartas para gobernantes de países poderosos tomen medidas en contra de los ataques. Haz que las imágenes que se suceden terminen de una buena vez. No te cuesta más que unos clicks en tu computadora, y si puedes pasa la voz.
Sólo sigue alguno de los enlaces:
Foto: Al Jazeera.
Genocidio en Gaza: Todos somos cómplices
La indignación que uno siente por la prepotencia de Israel en una lucha tan desigual, solo es comparable a la impotencia de ver que el mundo "civilizado" permanece indiferente a lo que está sucediendo. Las "declaraciones de protesta" de los países europeos son un hipócrita saludo a la bandera, pues no contribuyen en nada a parar la masacre
Peor aún, el veto de Estados Unidos en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas ha impedido que se emita una resolución de censura a Israel, lo que en realidad significa que la masacre puede seguir con la venia de los países más poderosos del planeta, que conforman el Consejo de Seguridad, aún cuando esta vez fue Israel que rompió la tregua (algo que los medios de información olvidan convenientemente).
Los medios masivos en Estados Unidos y en Europa tienden a manipular la información. La diferencia es notoria entre lo que uno puede ver en CNN, que privilegia el punto de vista de Israel, o en Al Jazeera, por ejemplo.
Una agresión tan flagrante a la soberanía de Palestina debería haber sido inmediatamente castigada con la ruptura de relaciones con Israel, empezando por los países árabes, que han demostrado una gran cobardía. Egipto, con Mubarak el eterno autócrata, hizo una declaración tímida cuando ya había 400 muertos en las calles de Gaza, pero con la otra mano cerró sus fronteras para que los palestinos no pudiera huir de las bombas. El analista inglés Robert Fisk opina que ello revela el grado de corrupción del gobierno egipcio, que tiene montado además un régimen represivo tenebroso.
Los países árabes son una vergüenza, poco solidarios, cobardes. Y el resto del mundo también. Venezuela optó por expulsar al Embajador de Israel en Caracas. Mejor hubiera sido una ruptura de relaciones, pero por lo menos es un gesto que otros países no han tenido los pantalones de seguir.
El mismo Robert Fisk nos refresca la memoria sobre otras masacres perpetradas por Israel en años recientes: "Ya se nos olvidaron los 17 mil 500 muertos -casi todos civiles, la mayoría mujeres y niños- durante la invasión de Israel a Líbano, en 1982; los mil 700 palestinos muertos durante la matanza de Sabra y Chatila; la masacre de Qanaen en que murieron 106 civiles libaneses refugiados, más de la mitad de ellos niños, en una base de la ONU; la matanza de los refugiados de Marwahin, a quienes Israel ordenó salir de sus casas en 2006 para luego ser asesinados por helicópteros israelíes; los mil muertos en el mismo bombardeo del mismo año y en la invasión a Líbano, y lo mismo, casi todos civiles."
No soy de los que usan la palabra genocidio para cualquier situación de represión como hacen otros alegremente, pero en este caso corresponde plenamente usar esa palabra. Para empezar, esto es lo que dice la Real Academia de la Lengua en su definición sobre genocidio: "Exterminio o eliminación sistemática de un grupo social por motivo de raza, de etnia, de religión, de política o de nacionalidad." Ahora veamos la definición del artículo 2 de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1948, y en vigor desde enero de 1951; se entiende por genocidio, dice la Convención, aquellos actos "perpetrados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso".
Los 700 palestinos asesinados en Gaza en estas dos semanas de agresión israelí no son víctimas de una guerra, sino víctimas de genocidio. Qué clase de guerra sería, donde de una parte son asesinados centenares de mujeres, niños y ancianos, y de otra parte mueren cinco -repito cinco- soldados de Israel, tres de los cuales fueron muertos por sus propios compañeros de armas, en lo que en la jerga grotesca de los militares se llama "fuego amigo" (friendly fire).
Este mundo está patas arriba, como diría Galeano, tanto que el protagonista de la agresión el Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, está acusado de corrupción, y no ha tenido la decencia de renunciar para que la investigación no afecte al gobierno. Esa es la calaña de los agresores sionistas.
En cuanto al grupo Hamas, ciertamente es un grupo terrorista, tanto como lo fue la resistencia francesa durante la ocupación nazi. Los maquis franceses, que hoy son héroes nacionales y europeos, eran tachados de "terroristas" por los nazis y por los que simpatizaban con Hitler. Ponían bombas y buscaban las ocasiones para atentar contra las fuerzas de ocupación, igual que lo hacen hoy los de Hamas. No debemos olvidar que Palestina es un país ocupado militarmente, Gaza es un gigantesco campo de concentración.
La historia de Palestina es una historia de sufrimiento y persecución, donde los grandes responsables son las potencias mundiales. Desde la siniestra Declaración de Balfour en 1917 se abrieron las puertas para que el destino de la nación palestina fuera decidido por Inglaterra y por Estados Unidos, a favor de los intereses del sionismo. Los ingleses, en particular, han jugado un papel tenebroso en el despojo de los territorios palestinos, y por supuesto en las últimas décadas Estados Unidos, que ha hecho de Israel su portaviones militar en el Medio Oriente. Estados Unidos proporciona a Israel más ayuda militar y económica que a ningún otro país en el mundo. Sin el padrinazgo de Estados Unidos el Estado de Israel no duraría mucho.
Palestina perdió Jerusalén y parte de su territorio en 1947, los habitantes palestinos que habían estado allí toda su vida tuvieron que refugiarse en Egipto y en Líbano, entre otros países. Como cuenta Edward Said en sus memorias, los judíos fueron ocupando barrio por barrio la ciudad, y luego el país entero, dejando a los palestinos una porción mínima de su dividido territorio, que ahora es atacado con fines de exterminio, como sucede en Gaza en estos días. Desde la creación del Estado de Israel, Palestina no ha cesado de perder territorio, debido a la política expansionista y de ocupación de Israel.
Los países "civilizados" de Europa hicieron tanto escándalo en torno al Muro de Berlín, llamándolo "el muro de la vergüenza", pero ahora no dicen absolutamente nada del muro que Israel ha construido alrededor de los palestinos.
Olvidan que Israel es el país que menos ha cumplido las decisiones adoptadas por las Naciones Unidas sobre el conflicto palestino. Ha violado casi todas las resoluciones aprobadas por la organización, simplemente las ignora porque tiene su padrino protector, Estados Unidos, que usa su veto en el Consejo de Seguridad. En esas condiciones, uno se pregunta de qué sirven los acuerdos internacionales, cuando hay países que no los respetan.
El cese al fuego acordado en el Consejo de Seguridad en un lenguaje vacío y sin condena a Israel, no durará mucho. El mundo está mal, está torcido, y nuestra indiferencia ante el genocidio en Gaza hace que esa situación de abuso contra el pueblo palestino se perpetúe.
Alfonso Gumucio
miércoles, 7 de enero de 2009
¿Es suficiente un boycott?
martes, 6 de enero de 2009
¿Hasta cuándo, Barack?
Foto: CC (The Obama-Biden Transition Project).
Nuevos aires y una nota curiosa
Hace algún tiempo había leído una curiosa nota, la cual les quiero presentar ahora (el tiempo me impidió publicarla). Se trata de un millonario turco, Harun Yahya (también conocido por su seudónimo literario, Adnan Oktar), que se ha dado a la tarea de ridiculizar la teoría de la evolución utilizando generalizaciones, collages y citas del corán para justificar la creación de todas las especies de flora y fauna de la actualidad. Para ello, se encargó de distribuir, casi gratuitamente (financiando con su propio dinero), la publicación y distribución de un lujoso "Atlas de la Creación" con más de 800 páginas a todo color para divulgar sus 'descubrimientos'. Bueno, muchos dirán que el señor ese está en su derecho: el derecho a la libre expresión. Pero, el querer desvirtuar la teoría de la evolución utilizando exageraciones para justificarse (otorgando millones de años de antigüedad a especies de animales modernos, por ejemplo) y criterios religiosos antes que científicos para confundir a la gente me hace temer que el fundamentalismo religioso puede llegar a ser mucho más peligroso que cualquier teoría científica sometida a escrutinio.
Foto: Captura tomada de la contratapa del libro 'Atlas of Creation' de Adnan Oktar donde el autor trata de demostrar (utilizando collages) que la teoría de la evolución es incorrecta pues si lo fuera el ser humano ya habría evolucionado en una especie con 'mayores' capacidades, más brazos, más piernas, etc.
Enlace a la nota original publicada en la revista SEED.