miércoles, 7 de noviembre de 2007

El charango boliviano, o 'se viene la segundita'.

Aquí otro de los aportes de nuestro querido Ramón Rocha Monroy a la cultura boliviana. Disfrútenlo.

Instrumentos nativos y artistas bolivianos

Vamos a concentrar nuestra atención en un instrumento genuinamente boliviano: el charango, cuyo origen se remonta al siglo XVI, como una transformación de la vihuela española que se produjo en Potosí. En el norte de Potosí y en las comunidades rurales próximas a los distritos mineros hay una variedad de charangos que han sido recogidos en el Museo Mauro Núñez, de Sucre. Mauro Núñes, además de ser un gran cultor de ese instrumento, inventó variantes y reunió piezas valiosas en su museo.

Otro Museo del Charango muy importante es el del maestro Ernesto Cavour, que se encuentra en la calle Jaén, de La Paz. Es un museo muy completo, que abarca también otros instrumentos nativos de viento y percusión. Cavour es experto, es luthier e inventor de variantes del charango.

En el sótano del Museo de Ernesto Cavour funciona el pub Bocaisapo, de Cayo Salamanca. Cayo es un experto en instrumentos nativos, en una gama muy amplia que va de las cuerdas a los vientos y la percusión. Al mismo tiempo, es un experto en textiles andinos. Su hermano José Antonio Salamanca es también un gran charanguista experto en instrumentos nativos.

Otro gran cultor del charango y, en especial, del ronroco, es Gonzalo Hermosa, fundador y cabeza de Los Kjarkas. Vive en Cochabamba y es fácil ubicarlo y entrevistarlo.

Eddy Navía y su hijo Miguel son grandes virtuosos del charango, por la versatilidad con que interpretan no sólo temas andinos sino también clásicos.

INSTRUMENTOS DE VIENTO

Las culturas originarias del actual territorio boliviano domesticaron el viento en más de 200 instrumentos. Es increíble la variedad de flautas prehispánicas que hay, como ser: quenas, mohoceños, zampoñas, tarkas, surisicuris, pinkillos y otros en el Altiplano. Los Yamparas de Tarabuco tienen sus propios instrumentos de viento. Una zona de instrumentos extraños es San Ignacio de Moxos: durante la Semana Santa, los mojeños tocan unas largas cornetas de bambú que parecen instrumentos tibetanos.

Todos ellos han sembrado la afición por esos instrumentos en la juventud actual, que integra conjuntos folklóricos afamados, como Altiplano, Los Kjarkas, Sacambaya, Savia Andina y Kalamarca, para señalar sólo algunos. En todos ellos hallamos grandes intérpretes de los instrumentos de viento andinos.

INSTRUMENTOS DE PERCUSIÓN

Cayo Salamanca, residente en La Paz, es un experto en instrumentos andinos de percusión, que sobrepasan las 200 variedades. Son fabricados con tímpanos de cuero pero también con pezuñas de cordero y otros materiales orgánicos.

BANDAS DE MÚSICA

La Banda Poopó tiene 77 operarios. Es la más fastuosa del Carnaval de Oruro y su prestigio se extiende por todas las festividades del país, pues visita el Corso de Corsos y las Entradas Universitarias de La Paz y Cochabamba.

Adicionalmente, en la víspera del Carnaval, 3.000 músicos se reúnen en la Avenida Cívica para soplar sus instrumentos en un espectáculo que no hay en ninguna otra parte del mundo.

NUESTRA RIQUEZA EN CHARANGOS

Recibí un documento muy valioso escrito por mi inolvidable amigo Ernesto Cavour acerca del charango. Me salto a la última página para reproducir la cantidad de variedades que hay de este cordófono mestizo, derivado de la vihuela española pero con el añadido de la picardía prehispánica. La lista es la siguiente:

· El ranka rharango con 8 cuerdas en 5 órdenes y una uñita o chirriante.

· El Walaycho o kalampeador.

· El Khonkhota o guitarrón de 8 cuerdas en 5 órdenes.

· El anzaldeño o charango campesino.

· El aiquileño o laureado

· El Kirki o charango hecho con la caja de quirquicho (armadillo o tatú).

· El charango sacabeño (charango campesino).

· El charango de pukarillo o de chojllo-chojllo (por el pegamento y cuerdas de raíces que usa).

· El charango vallegrandino (de 6 cuerdas en 4 órdenes).

· El p'alta charango (charango aplastado).

· Medianas (pequeña, mediana y grave).

· El Maulincho (pequeño).

· El Charango estaquillado (contra la humedad para las regiones selváticas).

· Los charangos juguetes (de madera, de pulus o calabazas).

· El charango uñancha (anzaldeño de 10 y 11 cuerdas en 6 o 7 órdenes).

· Los charangos tajlachis (bajo, mediano y alto – alturas de su caja).

· Los charangos con variantes en la caja de resonancia.

Del 2 al 11 de octubre de 1997 se reunió el Segundo Congreso de Charanguistas y el Primer Encuentro Internacional del Charango, con auspicios de la Oficialía Mayor de Cultura de La Paz, en esa época a cargo del Maestro José Lanza Salazar, de sobrados méritos en el mundo de la música.

En esa ocasión, Ernesto Cavour presentó el libro "El charango, su vida, costumbres y desventuras" y "Los instrumentos musicales de Bolivia" (Ed. CIMA, La Paz, 1980 y 1994 respectivamente), dos documentos valiosos para conocer el aporte de lo que hoy es Bolivia al desarrollo musical de América Latina.

Según el libro de Cavour, no hay vestigios de charango anteriores a la Conquista, si bien hubieron instrumentos cordófonos rústicos como el "arco musical" y el "llamador de tigres o remedo de tigre", ambos de zonas cálidas. El charango es hijo de la vihuela de mano, cordófono parecido a la guitarra que ingresó a nuestro territorio en tres tamaños: pequeñas, medianas y grandes, con 5 cuerdas dobles, pues en Europa habían quedado en desuso las vihuelas de 6 y 7 cuerdas dobles. "La vihuela –apunta Cavour—tenía varias afinaciones y en proceso de fusionarse con la guitarra barroca que era de un solo tamaño de cuatro cuerdas dobles y algo más pequeña que la guitarra actual.

La vihuela pobló todo el continente, de México al extremo sur. En México dio lugar a la jaranita, la jarana, el mosquito, la concha, la guitarra jarocha y la huapanguera. En Puerto Rico originó el cuatro portorriqueño (guitarrita de 5 cuerdas dobles). En Colombia nació el tiple. En Panamá, el socavón. En Ecuador, el bandolín. En Chile, el guitarrón; en Perú, las bandurrias y en Bolivia el charango. La introducción de la vihuela a lo que hoy es Bolivia está registrada en el Libro de Escrituras Públicas del escribano Aguilar, año 1588, folios 228 y V, sobre un acuerdo entre Juan de la Peña, de Madrid, y Hernán Vargas, para crear una escuela de danza y vihuela. Del mismo modo, el escribano Bravo, año 1569, folio 29 v. – 148 v y 1561, contiene referencias sobre el uso de la vihuela en estas regiones, tal como podemos encontrar en el portal de la Iglesia de San Lorenzo, Potosí, iniciado en 1547 y terminado en 1744, donde hay dos sirenas tocando vihuelas o charangos, con réplicas en la iglesia de Salinas de Yocalla, cerca de Potosí.

Ramón Rocha Monroy


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