Leo, y me dan arcadas, cuando en 'El Diario' de La Paz, se reporta acerca del crímen medioambiental ocurrido con la excusa cultural del carnaval orureño pasado (así como el año anterior y el anterior a ese y el anterior a ese... ). En la foto de ese reportaje, un grupo de bailarinas, posiblemente borrachas, sonrientes, posan con matracas hechas con los cadáveres del magnífico y quasi-extinto (gracias a dichas manifestaciones 'culturales' bolivianas) quirquincho boliviano. Me repugna aún más ver al mismísimo vicepresidente hacer lo propio, quizás también intoxicado, a juzgar por su alegría y mirada perdida. Si una autoridad de su talla no es capaz de condenar semejante tráfico de vida silvestre para justificar una borrachera común, entonces me da la impresión de que nuestra riqueza biológica está de veras condenada a la extinción.
domingo, 21 de febrero de 2010
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