Un reciente reporte publicado el 30 de agosto pasado en Greenpeace relata las contradicciones en las que el Banco Mundial (BM) incurre financiando compañías que trafican ilegalmente con madera en los bosques tropicales del Congo. A pesar de que el BM lo niega (se puede leer su respuesta oficial del en su sitio web, revisen la pregunta 20), es evidente que esta no es la primera vez en las que una compañía, empresa, grupo financiero, o como quiera llamarse, se ve involucrada como responsable de una depredación natural o aprovechamiento irracional de recursos destinados a otros fines. Una muestra más de que organismos financieros que "invierten" en países "subdesarrollados" persiguen otros intereses que los altruistas de los que se abanderan solitos. Con este tipo de experiencias (que vienen en su mayoría de países 'desarrollados' como 'ayuda'), ¿cómo es posible confiar en su buena voluntad?
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